
Hay algunas experiencias que aunque son naturales, no tenemos el conocimiento para afrontarlas o manejarlas de la manera correcta. En cualquier momento en el cual debamos pasar por un hecho importante y no tengamos la capacidad de manejarlo, lo ideal es informarnos adecuadamente al respecto, principalmente en el mundo de los bebés, y esto es válido desde la elección del nombre del niño o niña hasta saber cómo reconocer los síntomas de los primeros dientes.
Cuando a tu bebe le comienzan a salir los primeros dientes, suele ser una preocupación, hay signos y malestares que presenta que no se identifican o asocian a esta situación fácilmente sobre todo si se es una madre primeriza, y se pueden ir agudizando, de manera tal que tendemos a confundirlo con otras afecciones.
A partir de los 3 meses de edad puede comenzar a salir su primer diente, pero es probable que lo veas uno o dos meses después. Puede que no se distinga en su encía, normalmente se identifica cuando se asoma la pequeña incisión blanca en ella, pero puede durar uno o dos meses sin brotar.
Algunas señales importantes
Los primeros dientes son los incisivos inferiores o incisivos centrales. Le ayudan a masticar, e incluso te puede llegar a morder. Luego le siguen los incisivos superiores y allí completa su primera fase de incisivos centrales que le proporcionan mayor agarre; así que !cuidado con los dedos¡
Le siguen los incisivos laterales y luego los molares de leche o muelas. Cuando ellas llegan ya tiene mayor facilidad para masticar los alimentos sólidos. La mayoría de los niños tienen sus 20 dientes de leche aproximadamente cuando cumplen tres años.
Pero no te asustes si tu bebé nace con sus primeros dientes ya afuera, no es común pero si es algo normal. Esto se produce por el desarrollo del bebé durante el embarazo. En este caso hay que estar pendiente que no estén muy flojos y que se le puedan caer, pues corre el riesgo de tragarlos y por supuesto la prevención que pueda morder tus mamas cuando lo amamantas. Aunque no nacen con tanta fuerza, si puede maltratarte al succionar la leche.
La primera señal es una encía roja, hinchada y sensible: para que los dientes afloren deben atravesar la encía, rompiendo poco a poco hasta que se ven. Esto puede ocasionar enrojecimiento de la zona de la encía por la fuerza que ejerce el diente para salir y la resistencia de la propia encía. La inflamación y la sensibilidad son producto de esa fricción natural.
Una de las consecuencias del estado de las encías es la falta de apetito. Puede ser que esta sensibilidad le ocasione molestia al succionar la leche materna o el tetero y opte por dejar de comer para no sufrir por ello. Allí hay que estar atentos a no forzarlo, pero si buscar la estrategia para alimentarlos.
Otro signo de que los dientes están saliendo es el exceso de babeo, la secreción de saliva, muchas veces es producto de la misma sensibilidad y una forma que el organismo tiene para mantener más humedecida o hidratada la zona que duele o molesta.
Cuando el bebé quiere morder todo con desesperación, este es otro síntoma a observar, él busca la forma de meterse todo lo que tiene en la mano a la boca para rascarse y hasta los dedos, producto de la sensación que le produce la hinchazón; esto también aumenta la cantidad de saliva que segrega.
El bebé puede tener una temperatura elevada; aunque es común sólo por la aparición de los dientes, pues puede estar asociada a otro síntoma. Es necesario estar atentos a su temperatura para consultar al médico si hace falta.
La irritabilidad y malestar general es algo normal en el lactante cuando le están brotando los dientes. Pero ese malestar no debería prolongarse en el tiempo, debe ser algo pasajero, temporal. Si esa situación se prolonga, es importante consultar a su pediatra.
¿Cómo ayudarlo?
- Mantén su carita limpia y seca para evitar erupciones o alergias. Lava sus manos con frecuencia y cambia frecuentemente su ropita cuando la moje.
- Utiliza paños suaves adecuados para la delicada piel del bebé, humedécelo, y con un dedo frota su encía en la zona afectada.
- Lávate bien las manos y con el dedo, frota sus encías. Esto le ayuda a disminuir la sensación de comezón.
- Si tienes a la mano un rasca encía, este es el momento indicado para usarlo. Procura que sea frío, normalmente vienen de gel, esto permite guardarlo en la nevera, sin que se congele para no maltratarlo o resfriarse. La sensación de frío alivia la sensibilidad. También elige los grandes para evitar el peligro de que se lo trague o se maltrate con él y mantenle una buena limpieza.
- Otra opción es darle una toallita húmeda o pañito una vez pasado por el congelador, desinfectado o esterilizado antes de usar. El bebé lo puede usar para chupar y así rascarse con él.
- En el mercado venden unas plantillas o galletas especiales para esta etapa, son duras y cuando las humedece con su saliva cumple dos funciones, le dan sabor y les permite rascarse por la textura. Pero ten cuidado, porque las puedes usar solo si tu bebé ya consume alimentos sólidos.
- A veces se hace necesario administrarle algún medicamento para calmarle el malestar que le producen los dientes, pero para ello debes preguntarle a su médico.
¿Cómo cuidar los dientes del bebé?
Una vez que aparecen los dientes hay que estar pendientes de su cuidado. La limpieza es uno de los factores importantes en el desarrollo de la dentición del bebé. Sus dientes de leche, a pesar de ser temporales, requieren la misma dedicación, precaución y limpieza que los permanentes.
Mantener los dientes y las encías limpias es importante, para ello existen cepillos dentales especiales para lactantes que están hechos de goma, lo cual también les ayuda a rascar cuando les pican las encías.
No es necesario utilizar dentífricos, pastas dentales ni otros productos. Nuestro bebé sólo requiere que lo limpies con agua y una gasa o su cepillito dental. Una vez que salga la mayoría de sus dientes podrás usar un poquito de pasta dental, sólo un poco.
Éste cuidado es recomendable cada vez que ingiera algún alimento, líquido o sólido, sobre todo hay que ser cuidadosos de la higiene bucal antes de acostarlo, para prevenir las caries. Esta práctica también lo ayudará a crear con el tiempo sus propios hábitos de higiene bucal.
Más adelante les tocará ir a su primera cita con el odontólogo, una rutina que deberán practicar por muchos años, de manera permanente. De tu orientación y motivación para su visita al odontólogo dependerá su hábito permanente de cuidado dental con el especialista a lo largo de su vida. Recuerda que tú eres la primera en incorporar a su vida los hábitos de higiene.
Además de todo lo anterior, te dejo los comentarios de una experta en el tema para que sepas como tratar los síntomas